Numerosos microorganismos viven en el interior del cuerpo humano influenciando su desarrollo, inmunidad, fisiología y nutrición. Desde el nacimiento hasta la vida adulta, la composición de estos microorganismos juega un papel relevante en el estado de salud de las personas. Bacterias, hongos y arqueas viven en el cuerpo humano en una relación de simbiosis por la que ambos reciben un beneficio mutuo. En conjunto, se les conoce con el término de microbiota o microbioma haciendo referencia sólo a sus genes y, actualmente, están reconocidos como un órgano más del cuerpo humano.
EL EJE INTESTINO CEREBRO, UNA COMUNICACIÓN BIDIRECCIONAL: LAS SEÑALES DEL INTESTINO SE TRANSMITEN, VÍA NERVIO VAGO, AL CEREBRO. Y VICEVERSA.
Además de la capacidad de la microbiota de modular el sistema inmune y endocrino, está demostrado que sus metabolitos actúan como neurotransmisores que también pueden modular algunas funciones del sistema nervioso central (SNC) y el sistema nervioso autónomo simpático y parasimpático, por lo que se establecería una relación bidireccional que es conocida como el eje intestino-cerebro.
LOS MICROORGANISMOS DEL INTESTINO SON ESENCIALES PARA EL CORRECTO DESARROLLO DEL CEREBRO, SISTEMA INMUNOLÓGICO, SALUD, ESTADO DE ÁNIMO O FORMA CORPORAL.
Tenemos microorganismos en la piel, boca, vagina, cavidad nasal u oído, pero de todo el conjunto de microorganismos beneficiosos para el humano, la microbiota intestinal es la que más ha sido estudiada en relación con la salud.
La disbiosis intestinal es el desequilibrio en la cantidad y diversidad de microorganismos que conforman la microbiota. Este desequilibrio puede deberse a múltiples factores entre los que se encuentran una mala alimentación o la ingesta de antibióticos, medicamentos utilizados para tratar infecciones bacterianas, pero que destruyen tanto a las bacterias patógenas como a las beneficiosas de nuestro intestino.
HINCHAZÓN ABDOMINAL, ESTREÑIMIENTO, COLÓN IRRITABLE, EL ORIGEN PUEDE ESTAR EN LA MICROBIOTA intestinal
El estrés oxidativo, la inducción de bacteriófagos y la secreción de toxinas bacterianas pueden desencadenar cambios rápidos entre los grupos microbianos intestinales. Estos cambios afectan a las bacterias que predominan en el intestino, pudiendo contribuir a desarrollar numerosas enfermedades gastrointestinales como la hinchazón abdominal crónica, enfermedades inflamatorias del intestino, estreñimiento, hasta el síndrome del colon irritable, enfermedad de Crohn, hígado graso no alcohólico y otras patologías que van más allá del sistema digestivo como alergias, otras enfermedades autoinmunes o migrañas.
Un estudio de disbiosis e inflamación a tiempo permite diagnosticar si existen desequilibrios en la microbiota intestinal y su influencia en la inflamación del organismo para resolverlo y evitar problemas futuros.
