Los nuevos falsos mitos de la cirugía estética con Moisés Martín Anaya
La cirugía estética crece en España y en todo el mundo. En demanda y en popularidad y también en relación a las noticias y a repercusiones que estas producen dentro y fuera de la red. En un contexto en el que la imagen cada día aumenta su poder social no resulta extraño que los falsos mitos y la rumorología en relación al bisturí (y ahora también a la medicina estética) se renueven, tal como sucede con las propias técnicas.
La cirugía estética crece en España y en todo el mundo. En demanda y en popularidad y también en relación a las noticias y a repercusiones que estas producen dentro y fuera de la red. En un contexto en el que la imagen cada día aumenta su poder social no resulta extraño que los falsos mitos y la rumorología en relación al bisturí (y ahora también a la medicina estética) se renueven, tal como sucede con las propias técnicas.
Atrás quedaron las prótesis que explotan en los aviones y otras que impiden la lactancia materna. Estos dos conceptos erróneos en torno a la cirugía de aumento de mama, la más solicitada en todo el planeta, han sido aclarados a base de desmentidos de los doctores.
También se sabe que aunque te sometas a una liposucción puedes volver a coger peso si no sigues un buen estilo de vida, aunque es cierto que en la operación haya sido retirada la grasa excedente del cuerpo.
Sin embargo, las redes sociales y algunos famosos siguen dando trabajo a los expertos en cirugía plástica, reparadora y estética. Cada cierto periodo de tiempo surge alguna noticia en la que ellos mismos no salen bien parados. Son los famosos falsos mitos, que se renuevan al ritmo de las nuevas demandas sociales y sobre los que hemos hablado con el cirujano Moisés Martín Anaya.
Primero de los falsos mitos de la cirugía estética: la cirugía preventiva
El primer nuevo falso mito es la llamada cirugía preventiva. Esta pretendida realidad es absolutamente falsa, según aclara Moisés Martín Anaya. No existe una operación para evitar el envejecimiento, sino para corregirlo. El lifting facial no se puede realizar antes de que aparezcan las arrugas o de que se produzca la pérdida de volumen. En medicina estética, sin embargo, algunos tratamientos en la piel sí resultan eficaces en este sentido.
Segundo mito: no se puede regalar cirugía estética
Otra mentira extendida es la de que en algunas familias se regalan operaciones de cirugía estética en cumpleaños, puestas de largo y mayorías de edad. Falso, el doctor Martín Anaya recuerda que la cirugía estética es un procedimiento serio, no exento de riesgos, como otra intervención realizada en quirófano y bajo anestesia. Los profesionales de la estética actúan bajo criterios éticos y con todo el rigor médico en cuanto a la protección de la salud de sus pacientes. La cirugía no es un regalo.
Tercer mito: se opera con regularidad a los adolescentes
En relación con este segundo falso mito aparece el tercero: los cirujanos operan con regularidad a adolescentes. No es así en ningún caso, ya que se precisa la mayoría de edad y/o el consentimiento de padres o en su caso tutores para poder operarse, por ejemplo, del pecho, la nariz o las orejas. Este último caso sí es más común ya que suscita muchos complejos en niños y jóvenes, pero se acomete tras un exhaustivo análisis de la situación y con la supervisión de un psicólogo. El mismo proceso debería pasar una chica de dieciséis años, por ejemplo, que viva angustiada por no tener pecho o por tenerlo muy grande.
La imagen frívola de estos profesionales procede en gran medida de su relación con el universo de la imagen y la fama. Es aquí donde se les asocia con presuntos pacientes que acuden a sus clínicas para pedir la nariz de esta actriz, la boca de aquella modelo o el pecho de esta presentadora. Esto, aclara Martín Anaya, puede suceder, pero de forma aislada. No es lo común y tampoco lo aceptan los doctores, ya que en cirugía estética, afirma, “no se juega a los recortables”. Es decir, el rostro tiene una armonía global en la que cada parte juega su papel y en ese conjunto no se ponen rasgos de otros. Los profesionales dicen no a estas demandas.
También dicen no cuando alguien se ha operado varias veces con buen resultado e insiste en reoperarse en esa misma zona o comienza a pedir otro tipo de intervenciones, también plásticas. En este punto, los cirujanos estéticos están preparados y, según su criterio ético, para detener un círculo vicioso que a veces nada tiene que ver con la propia cirugía sino con trastornos de la personalidad o con estados depresivos.
La preocupación por la imagen, que incluye defectos imaginarios y descontento con la propia apariencia llevados al límite se denomina dismorfofobia. Este término se viene asociando en los últimos años a las redes sociales y las aplicaciones que permiten jugar con la apariencia, como los filtros de instagram o el ya desaparecido snapchat. Para el experto, aun es pronto para conocer como influirán en la percepción de la propia imagen estos juegos. Sí se sabe, sin embargo, que los selfies han aumentado la preocupación por nuestra apariencia, pero, matiza, no hasta el punto de influir decisivamente en la demanda de cirugías plásticas.