El regreso de las cirugías electivas, las que no son urgentes y se pueden posponer, está previsto para la segunda quincena de mayo. Por supuesto, se trata de una previsión sobre papel que forma parte de la organización y planificación para un regreso controlado de la actividad quirúrgica al comienzo de la era postcovid19. Las estadísticas diarias confirmarán o desmentirán estas previsiones.
El aumento de mamas, la liposucción, la abdominoplastia o el lifting facial son procedimientos electivos. Se realizan voluntariamente y no son urgentes. La estética puede esperar. Y lo ha venido haciendo, mostrando su lado más solidario, como el de tantos y tantos profesionales sanitarios. Quienes no han estado en primera línea ayudando a combatir el virus, han colaborado en campañas informativas, como ha sido el caso de SECPRE, la Sociedad Española de Cirugía Plástica y Reparadora, y quien no, se ha limitado a hacer lo que se le ha pedido: estar en casa, que no es poco. Sólo así se han conseguido salvar vidas.
Cierto es que la cirugía estética es un sector que ha visto crecer su demanda en los últimos años y de manera muy importante, pero no lo es menos que muchas personas dependen de esta actividad tanto en clínica como en quirófano. El daño que este virus haya podido infligir al sector tendrá que valorarse no ya cuando se reabran las clínicas, sino a comienzos de un 2021, esperemos, libre de virus.
Ya se vaya abriendo con precaución a mediados de mayo, comienzos de junio, cuando se den las medidas de seguridad, las consultas tendrán que adaptarse a las circunstancias. Se tendrán que crear no sólo entornos libres de covid19, mediante medidas de desinfección, con los test rápidos y a golpe de mascarilla, sino lugares de confianza. Tal como explica Moisés Martín Anaya, la estética es una gratificación para el paciente, en la que invierte dinero y que le ayuda a sentirse mejor. Hay que liberar al paciente del miedo. Debe ponerse en las manos de un buen profesional, pero con tranquilidad, sintiéndose seguro y confiado.
Desde los centros será necesario, por otro lado, y mediante las herramientas de comunicación y marketing, ayudar a paliar la imagen traumática de los hospitales que estamos recibiendo durante la pandemia.
En cuanto a, tal como algunos pronostican, un menor interés por la imagen personal en favor de una mirada al exterior, tras la experiencia del confinamiento, habrá que esperar también. No estamos todavía en disposición de generalizar, sino de avanzar para poder salir de la pandemia.
Lo que sí podrían modificarse, tal como nos apuntan desde Sensabell Plastic Surgery, son algunas demandas. La boca, hasta ahora centro de la imagen en la era del selfie, podría ceder su protagonismo a los ojos. Menos retoques para la primera, tapada por la mascarilla, en favor de los segundos, ávidos de mirar más allá de las paredes de las casas confinadas.
Por último, y para quienes hayan estado pensando en operarse de alguna parte de su cuerpo con la que no están contentos, este podría ser el verano. Es muy posible, se verá, que estos meses estivales sean distintos en los usos y costumbres. Así que sí, hay tiempo para operarse y realizar todo el postoperatorio con tranquilidad, además de poder tomar algo de sol ( sin no hay más sobresaltos) a finales de agosto, primeros de septiembre.