Sobre los implantes mamarios surgen muchas dudas y es normal si tenemos en cuenta el flujo de información que circula por la red y los, a veces, diversos criterios de los profesionales de la cirugía estética.
Una de esas dudas, que se repite en consulta y que se comenta en foros y páginas especializadas gira en torno a la necesidad de cambiar o no los implantes a los diez años de su colocación. Mi respuesta es no y os lo quiero documentar en base a las estadísticas y a la posible lesividad que puede derivarse de la rotura de una prótesis de mama.
Comenzando con las cifras, sólo un 8% de las pacientes tendrán rotos sus implantes a los 10 año de haberse sometido a una mamoplastia, lo que, en lógica progresión, derivará en una ruptura del 12% a los 13 años y de entre el 25% y 33% a los 20 años.
De los datos se deduce que solo menos de una por cada diez pacientes puede tener una prótesis fracturada, por lo tanto resulta innecesario realizar una cirugía de carácter preventivo con una incidencia tan escasa.
Solo menos de una por cada diez pacientes puede tener una prótesis fracturada, por lo tanto resulta innecesario realizar una cirugía de carácter preventivo.
En relación al peligro que puede suponer la rotura del implante para la paciente, es necesario tener claros dos escenarios: el primero surge cuando esa ruptura es intracapsular y el gel no sale fuera del envoltorio contaminando los tejidos y no puede producir inflamación ni adenopatías. Esta situación no es urgente, por lo que, dependiendo de cada caso, la cirugía se puede incluso posponer, si a la paciente se le realiza el seguimiento adecuado mediante ecografías.
Si ocurriese lo contrario, que el gel saliese de la cápsula, habría que intervenir de manera urgente. Este es el supuesto de mayor justificación, si bien es necesario aclarar que, dada la alta cohesividad de las prótesis actuales, es poca la cantidad de líquido que invadiría los tejidos.
¿Qué hacemos entonces a los diez años? Revisamos nuestras prótesis, acudiendo a nuestro cirujano plástico, estético y reparador para que nos explore manualmente y compruebe que todo está bien a través de las pruebas diagnósticas.
En este punto quiero aclarar que no vale la mamografía habitual a la que nos sometemos las mujeres en las revisiones ginecológicas. Para detectar problemas en las prótesis, la paciente debe acudir a un ecógrafo especializado en estos productos sanitarios. En último extremo, si existiese alguna duda al respecto, se recomienda realizar una resonancia magnética nuclear, una RMN.
También, por último, os recuerdo para vuestra seguridad y tranquilidad que solicitéis la información relativa a las prótesis. Esto es, las etiquetas en las que se incluye el número de serie, el laboratorio, el modelo y el volumen del implante.
Para vuestra seguridad y tranquilidad que solicitéis la información relativa a las prótesis
Estos datos facilitan el control sanitario de los laboratorios e instituciones y también de los profesionales implicados en el proceso quirúrgico.
Espero que esta información os haya sido de utilidad. Recordad: revisión a los diez años de las prótesis, sí, siempre; cambio por sistema a los diez años, no. Habría que estudiar el caso si la revisión arrojase dudas o confirmase la rotura del implante.